El finde anduve por allá otra vez. Nobleza obliga, le conté a mi vieja que en la semana había escrito un texto sobre los carteles de casa. Y me limité a decirle que lo había “publicado en Internet”, sin profundizar demasiado en qué es un blog…
.- …y para qué te sirve?
.- ¿por qué tiene que servir? – dije, y pensé “ves? por eso no le explico, esta mujer no entiende nada de nada” - No-tiene-una-utilidad! no “sirve” para algo… lo que escribís, lo que querés decir, en vez de guardártelo, lo dejás ahí para que el que quiera lo lea …
.- …y sabés quién lo lee, si lo lee alguien?
.- No se… si, supongo. Unos amigos que saben que escribo en ese lugar y cualquiera que anda por Internet lo puede encontrar y leer.
.- Ajá…como una suelta de globos, digamos?
Tomá.
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26/9/07
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Maguitxu
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7
¿Qué ves cuando leés?
21/9/07
18/9/07
confianza
Siento la invitación en la espalda. Adelante y arriba, con firmeza: “Vení.”
Me enderezo y me apoyo toda en la punta de un pie. Me inclino hacia adelante mientras él se aleja.
La fuerza en los brazos que sospecho no va a alcanzar, y esta presión en
como el tango,
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Maguitxu
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¿Qué ves cuando leés?
17/9/07
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..
Cuando sintió el grito y vio la mano saliendo del ombligo ya era tarde. Se lo había comido crudo.
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Maguitxu
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¿Qué ves cuando leés?
CARTELES DOMÉSTICOS
Todo tiene su génesis...y el repollo de donde vengo está plagado de carteles.
Y no me refiero a esos que se pueden comprar en cualquier bazar tipo felpudos que dicen "Bienvenidos" o placas de "Pipi Room" para la puerta del baño. No no, me refiero a algo que podríamos llamar la “nota pública casera”. Esto es: que las internas del hogar ya no lo son tanto, pues son externalizadas en carteles de fabricación doméstica.
Reconozco que no es la vía de comunicación más efectiva que se haya conocido para una familia tipo, ni la más estética ante los ojos de las visitas serias . . . pero . . . ¿Gustan pasar a tomar una tacita de café?
Mi mamá y mi hermano son los únicos habitantes permanentes de la casa.Mi mamá se dirige a mi hermano como “Hijo”, así lo tiene en el directorio del teléfono, en la agenda, etc. A veces dudo seriamente que recuerde su nombre… Pues bien, no soy la única.
Si abrimos una alacena leemos “NO TOCAR” escrito en tiza blanca sobre la cara interna de la puerta de madera, y dibujada una flecha hacia el estante donde hay pertenencias de mi hermano Ricardo.
Evidentemente hubo inconvenientes, porque ahora volvemos a ver una advertencia, pero más específica. Una chinche sostiene del estante un papel blanco escrito con fibrón negro:
La casa es grande, alta y al pedo. Pasando la cocina y el lavadero, hay una puerta que da a un pasillo. Éste lleva a una especie de cuarto de depósito, un garaje y una cocina que no se usan. Son, además de inútiles, ambientes fríos, porque antes eso era una galería, por lo tanto da en toda su extensión al patio, con puertas y ventanas varias, es decir, chifletes varios.
El asunto es que al inicio de ese pasillo hay un baño, que sí es de uso diario.
Pero este invierno fue crudo y hubo que tomar una decisión drástica. Me enteré de la manera más normal, cuando pude leer en la puerta del pasillo -cerrada con llave- de puño y letra de mi vieja, en grandes letras azules sobre papel blanco:
No todas las sillas del comedor evolucionan igual ante el constante manoseo… o culoseo en este caso, no? Parece que mamá identificó una de ellas más alta que el resto, y menos inclinada. Dice que si no es en esa, se desliza.
Evidentemente la vieja haciendo el baile de la silla alrededor de la mesa, testeando una por una hasta encontrar la suya, cada vez que va a sentarse, ha de haber sido una escena suculenta los primeros tiempos, pero cansadora luego.
Debe ser por ello que (hijo) optó por señalizarla.
Colgado el cartoncito marrón con una soguita al apoyabrazos de la silla, emulando una gran etiqueta de precio, puede leerse:
La llave de la puerta que da al patio desde el comedor diario tiene un llavero de esos de acrílico transparente, que se usan para poner fotitos de ambos lados. En vez de fotos, este tiene papelitos. Podemos leer en una de sus caras un cartel dirigido a mi hermana:
del otro lado, uno dedicado a mi madre:
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Maguitxu
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¿Qué ves cuando leés?
8/9/07
Carteles V
¡GRACIAS! ”
Con los primemos caloretes de Septiembre todo abierto de par en par en el simpático cafetín Los Andes.
Venir caminado, frenar, estirar el brazo, cerrar la puerta. Meter la cabeza por la ventana y gritarle al mozo: “ ¡de nada! ”. Seguir caminando derechito por Scalabrini, como si tal cosa.
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Maguitxu
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¿Qué ves cuando leés?
A la vuelta de la esquina
Tendría unos 10, 11 años. Algo rosa encima, flequillo castaño, ojos marrones, cachetes regordetes y colorados. Estaba un poco agitada, transpirada, como cuando volvés de jugar. No es de esas nenas mariconas, aburridas, de moño imperturbable. Me cae bien.
Había salido de atrás y me había pasado de a saltitos. Una vez adelante mío frenó, se dio vuelta, me miró.
Clavó una media sonrisa en la geta y abrió los ojos grandes. “Fascinación” puede ser, pero sé que no es.
¿Qué? Tengo demasiado fuerte el volumen de los auriculares y le gustó la canción que se dejaba escuchar. Las primeras explicaciones son siempre racionales. Lástima que nunca funcionan.
Va adelante, pero caminando de costado para poder verme.
¿Qué? Le sonrío. . . pero no le puedo sostener esa mirada envidiable: curiosa, infantil. Tiene el desparpajo de todavía no saber que mirar descaradamente a los ojos de quien se te antoja, en el mundo de los grandes, es pecado. Ya lo va a aprender, pensé.
¿Qué? Y bajo la vista. . . capaz no me miraba más.
Si, ahí estaba. Los ojos grandes, la sonrisa clara.
Amaga un paso más, pero frena en un gesto rapidísimo. Espera a que yo pase, me rodea por la espalda y vuelve a salir pero del otro costado, como para verme del otro perfil también. Me asusté. Me avergüenzo cuando me encuentro pensando que me quiere robar, o matar.
Pero ¿Qué? ¿Qué?¿Qué pasa acá? Compruebo que no estoy soñando, que hay más gente en la calle, que no estoy loca y que esa nena efectivamente me persigue.
Me está obligando a buscar otra cosa, ¿Qué?. No tiene pecas, (¿por qué describo en negativo?) No se parece a mi cuando era chica. Necesito pensar dos veces si no soy yo. ¿No soy yo?.
¿Qué veía en mi? . . . me desesperé . . . ¿Qué estaba viendo en mi? ¿Qué tengo? ¿es mi cara? ¿Qué es eso que vos podés ver y yo no?¿no puedo ver un poquito también? Traté traté traté de leerme en su cara, en su sonrisa, había algo que le gustaba de mi a esa nena ¿por qué te causo lo que te causo? ¿qué te causo chiquita?. Chiquita. . . ¿Y yo qué? Entonces puedo ver lo que busco yo: necesito saber qué hay en mí que pueda provocar una sonrisa así, lo necesito mucho, hoy.
Llegamos juntas a la esquina. Yo me quedé parada y lloraba ya sin disimulo. Entonces ella cruzó la calle en diagonal, sin volver la cabeza. Debí haberla seguido con las piernas y no con la vista. Pero me paralizó el miedo de llegar a la esquina y que hubiera desaparecido. O que estuviera ahí para contestarme.
Estás hipersensible, Maguita. Dejá las últimas lágrimas en la puerta del aula.
Entrás tarde, hacés dos chistes, y sin darte cuenta estás haciéndote cargo de la clase, hoy.
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Maguitxu
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¿Qué ves cuando leés?
6/9/07
A PUNTO FIJO - 9/9-
De Recoleta a Colegiales?!? 108 o 93 . Pasa el 108, arriba, llego tarde.
Mi Buenos Aires, querido, ¿te podés apurar?
Cerca del destino suben dos flacos. Pienso enseguida que tienen tremendas caras de atorrantes: un melenudo con unos bártulos y un flaquito con una guitarrita al hombro. . .uffffffff!
El flaquito-que-seguro-es-atorrante-posta-porque-tiene-guitarra se para adelante en medio del pasillo, saluda, dice algo chistoso. Mientras tanto el melenudo-cara-de-atorrante-igual-aunque-tenga-ojos-azules arma un banquito cruz, como quien no quiere la cosa, se sienta y se amura contra la maquinita de los boletos. No puedo creer lo que estoy viendo: desenfunda un fuelle justo en mis narices, se lo calza en las rodillas sobre un paño verde, y se largan a tocar. . .
Y me tengo que bajar justo cuando el atorrante de la guitarra empieza a vender los discos, entonces le pongo mucha actitud al apuro: me paro con ímpetu, le sonrío al del bandoneón y me voy derechito hasta el otro:
- . .. ahí en el CD tenés los datos. . . - contestó mientras me daba el vuelto.
. . . debo reconocer que la escena sonó a encarada bastante poco sutil. . . ups! Creo que en ese momento los muchachos deben haber pensado epa-esta-mina-qué-flor-de-atorranta!!!
Los invito a viajar con LUCIANO El Turco CAPRISTO (guitarra y voz) y GABRIEL Puchini ANNONI (bandoneón).
OLLEROS 3640
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Maguitxu
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16:06
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¿Qué ves cuando leés?